Me siento frente al fondo blanco buscando las palabras adecuadas que
queden en el recuerdo, poder decirte todo lo que no te dije en vida, me parece hipócrita
por mi parte escribirlas y no habértelas dicho nunca.
Ya sabes que lo mío es callarme, que me cuesta mucho demostrar mis
sentimientos. Pero eso no quita que me arrepienta cada día más. Solo me queda
la esperanza de que supieras que te quería más que a mi propia vida, que daría
lo que fuera por tenerte de nuevo a mi lado, pero con la misma vitalidad que tenias
antes de que el cáncer te consumiera poco a poco y te fueras apagando frente a
mis ojos.
Lo tenía delante y no quería
mirar, fingía ser ciega y no darme cuanta pero sabia que te estabas marchando
poco a poco, que se acababa nuestro tiempo y que tendría que despedirme tarde o
temprano. Pero no quería o no podía en
el fondo no lo se, solo se que vuelvo a ese día una y otra vez y me torturan
las mismas palabras, todavía puedo verme tirada en el suelo frente al espejo
con las lagrimas tintadas de negro bañando mis mejillas, rogando que no fuera
verdad que solo fuera una pesadilla…no lo era, era muy real te ibas, se acababa
tu tiempo.
Han sido meses de aguantarse las lágrimas, de verte sonreír aun
estando tan enfermo, meses de no saber si al día siguiente podría verte, podría
abrazarte y besarte…
Y llego el jueves 20 de Junio por la noche, serian las 21:30 cuando salí
de aquel examen, llevaba todo el día con una sensación de que algo se estaba
apagando dentro de mi, un vacío que no sabia explicar, llegue a casa y no había
nadie. Mamá me llamo y me dijo que fuera a verte aunque fuera un momento, algo
me dijo que saliera de casa corriendo, que no me pensara 2 veces y así lo hice.
Salí como alma que lleva el diablo con un pellizco en el corazón, la casa se
notaba apagada algo faltaba y tú estabas en la cama dormidito, ya no pude ver
esos ojos que me diste y que llevo con tanto orgullo. Ya no pude ver tu sonrisa
ni tu mirada de orgullo, te di el último
beso, el de la despedida y volví a casa sabiendo que era la última vez.
Me pase la noche en vela, no podía dormir, era como si estuviera
velando tu ultima noche.
El viernes 21 se levanto un día nublado y frío y era raro porque en
esos días me siento cómoda pero me sentía extraña, nerviosa, tenia un presentimiento
extraño y estaba sola en casa, a la 13:15 sonó el teléfono, en cuanto vi el
numero se me encogió el corazón y al descolgar se me vino el mundo encima, no podía
ser verdad…
Espere a mamá y me faltaba tiempo para correr hasta la casa y verte allí
en la cama, ya no estabas, había tanta paz en tu rostro, se había acabado el
sufrimiento y el dolor. Ya eras libre y estabas en paz, fueron las horas mas
largas de mi vida esperando a tu lado hasta que nos toco marchar hasta el que
seria nuestro lugar durante las siguientes 48 horas.
No me lo creía, lo tenia frente a mis ojos solo un cristal nos
separaba y no podía creer que estuviera despidiéndome de ti, de mi vida, una
parte de mi…mi abuelo, la luz de mis días se apago para siempre. Otra noche en
vela, encerrada en mi misma, escuchando a la gente a mí alrededor pero sin
prestar atención, extraños o conocidos que se acercaban a clamar mi llanto, a
consolarme, pero yo no estaba allí estaba encerrada en mi propia burbuja sin
saber como afrontaría todo aquello.
He de decirte abuelo, que hasta que no salí de la misa con esa rosa
entre mis manos y vi mis lagrimas en ella no fui consciente de lo que
verdaderamente había pasado esos días.
Ahora que se acerca otro mes mas sin ti, esa rosa es lo único que esta
conmigo físicamente, me parece mentira levantarme cada mañana y verla seca,
inerte e inmortal junto a tu foto y junto a un pedacito de ti.
Los días pasan, monótonos, siempre con la sensación de que llegare a
casa y estarás sentado en el sillón con tu sonrisa…pero ya no volveré a verte jamás.
Te quise, te quiero y te querré siempre mi vida, gracias por ser mi ángel
de la guarda y cuidar de mí allá donde estés. Y entre lágrimas te digo que te extraño y que te necesito conmigo.