No mereces sentirte así. No mereces acostarte a llorar en la
cama cuando nadie te ve solo porqué no tienes nadie en quien confiar. No
mereces reflejar en el espejo todas las inseguridades que los demás han creado
en ti en lugar de quien realmente eres. No mereces que los idiotas de tu
escuela te hagan sentir menos, solo porqué eres más que ellos. No mereces
intentar cambiar. Tu cuerpo es perfecto, tus ojos son muy lindos, tu cabello es
precioso, tu sonrisa es adorable mientras sea real, y tú… tú eres una chica a
la que Dios le está deparando un gran futuro. Recuerda que no puede llover por
siempre. Ahora sufres, pronto sonreirás. Así son las leyes de la vida. Recuerda
que vales mucho, y que hay un momento en el que debes dejar de hacer de sentir
mejor a los demás para empezar a hacerte sentir mejor a ti misma. Sonríe y
recuerda que la vida es muy corta, y hay que tomarnos un tiempo para apreciarla.